LOGH I- 4 El nacimiento de la flota 13

Capítulo 4. El nacimiento de la flota XIII
I
El edificio del Cuartel General Operativo Conjunto de la Alianza de planetas libres se extendía cincuenta y cinco pisos sobre el nivel del suelo y ochenta pisos por debajo de él, situado en la zona climática caducifolia del hemisferio norte del planeta Heinessen. A su alrededor se ubicaban de manera ordenada los edificios del Cuartel General de Ciencia y Tecnología, el cuartel General de Servicio de retarguardia, el Centro de Mando, elcontrol de defensa espacial, la academia militar y el Centro de Mando de Defensa de la Capital. Estos edificios formaban una zona que era el centro de los asuntos militares, a unos cien kilómetros del corazón de la capital, Heinessenpolis.

En un salón de actos que ocupaba el espacio de cuatro de los pisos subterráneos del edificio del cuartel general de operaciónes conjuntas, estaba a punto de comenzar un homenaje para aquellos que habían muerto en la batalla de Astarte. Era una hermosa tarde con un cielo azul y despejado, dos días después de que la fuerza de la alianza enviada al sistema Astarté hubiera regresado como un remanente agotado, habiendo perdido el 60% de su fuerza. El carril que se dirigía hacia el vestíbulo estaba lleno de multitudes de asistentes. Estaban presentes las familias de los fallecidos y desaparecidos, así como el personal gubernamental y militar. Entre ellos se encontraba también la figura de Yang Wen-Li.

Mientras respondía apropiadamente a la gente que se acercaba a hablar con él, Yang levantó la vista para ver la gran extensión del cielo azul. Aunque no podía verlos, innumerables satélites militares volaban silenciosamente sobre el espacio por encima de las muchas capas de la atmósfera.Entre ellos estaban los doce satélites interceptores que juntos formaban el "Collar de Artemisa", ese gigantesco motor de asesinato y destrucción controlado por el Centro de Mando y Control de Defensa Espacial, del que se jactaban los líderes militares de la Alianza: "Mientras tengamos esto, el planeta Heinessen es inexpugnable." Cada vez que lo escuchaba, Yang recordaba la historia pasada y cómo la mayoría de las fortalezas, apodadas "inexpugnables", se habían derrumbado en medio de las devoradoras llamas del juicio. ¿Realmente pensaban que ser militarmente fuerte era algo de lo que presumir?

Yang se abofeteó ligeramente ambas mejillas con sus manos. Se sentía como si no estuviera completamente despierto. Había dormido dieciséis horas seguidas, pero se había mantenido despierto durante sesenta horas antes de eso.
Tampoco comía bien. Su estómago no se sentía muy bien, así que todo lo que había consumido era una sopa de verduras que Julián había calentado para él.Se había desmayado en la cama tan pronto como regresó a la vivienda oficial, luego se marchó para acudir a ese lugar , apenas una hora después de despertarse, y ahora que lo pensaba, no podía recordar haber tenido ninguna conversación decente con el joven del que se había convertido en guardian.
Oh, bueno, supongo que esto me convierte en un fracaso como padre....
Mientras pensaba así, alguien le dio una palmadita en el hombro. Cuando se dio la vuelta, el Contraalmirante Alex Cazellnu, su superior de la academia, estaba allí de pie, sonriendo.
"Parece que el héroe de Astarte aún no se ha despertado completamente."
"¿Quién es el héroe?"
"La persona que está frente a mí. Probablemente no has tenido tiempo de ver las noticias todavía, pero eso es lo que todo el campo del periodismo está escribiendo sobre ti".
"¿Yo? Soy un general derrotado."
"Así es", dijo Cazellnu. "La Marina de la Alianza fue derrotada. Por eso necesitamos un héroe. Aunque con una gran victoria, la cosa no habría llegado tan lejos como "necesitar"uno , ¿sabes? Eso es porque cuando perdemos, tenemos que apartar los ojos del público del panorama general. Probablemente fue lo mismo con El Facil".

El tono irónico era muy característico de Cazellnu. Era un hombre de treinta y cinco años, de mediana estatura y aspecto saludable, que trabajaba como ayudante superior y segundo al mando del mariscal Sidney Stolet, director del Cuartel General Conjunto de Operaciones Militares de la Alianza. Con más experiencia en el trabajo de oficina que en el servicio de primera línea, era un hombre de gran habilidad cuando se trataba de organizar proyectos y tratar con la burocracia; no había duda de que su futuro estaba en el puesto de director en el Cuartel General de retarguardia .

"¿Está bien que estes aquí?", preguntó Yang. "Siendo 'ayudante general' (aunque eso signifique 'chico de los recados') pensé que estarías ocupado, pero..." Bajo un ligero contraataque, el burócrata militar capaz devolvió una sonrisa sutilmente formada.

"Bueno, este programa está siendo dirigido por la Oficina de Ceremonias. No es para los soldados y ni siquiera para las familias. El más emocionado por todo esto es su excelencia el Presidente del Comité de Defensa. Porque si se me permite decirlo, todo esto es un espectáculo político para el presidente, ya que su objetivo es dirigir la próxima administración".

La cara del presidente del Comité de Defensa, Job Trünicht, apareció en los recuerdos de ambos.
Un político alto, guapo y joven de 41 años. Un hombre enérgico, argumentativo y de línea dura contra el imperio. La mitad de los que lo conocieron lo elogiaron como un orador elocuente. La otra mitad lo odiaba por ser un sofista.
El actual jefe de Estado de la alianza era el Presidente del Consejo Supremo, Royal Sunford. Un político anciano que se había alzado de la a través de la lucha política para ser un moderador, sobre todo estaba dedicado a hacer respetar los precedentes y los procedimientos. Ya que de alguna forma carecía de vigor, la luz del escenario estaba comenzando a brillar sobre Trünicht como el lider de la siguiente generación.

"Pero tener que escuchar a la palabrería estúpida e insípida de ese hombre es peor que pasar la noche en vela", dijo Cazellnu con asco. Aunque él estaba en el ejército, su opinión era sobre el asunto era la minoritaria. Trünicht puede haber sido un sabueso publicitario, pero hablaba apasionadamente de proporcionar amplias instalaciones para los militares y de aplastar el imperio, y entre aquellos cuyo afecto se ganaba, muchos eran soldados uniformados. Yang también era uno de la minoría.

Dentro del auditorio, los dos hombres estaban sentados muy separados. Cazellnu se sentaba detrás del Director Stolet en los asientos reservados para los invitados de honor, mientras que Yang estaba al frente y en el centro, justo debajo del podio.

La ceremonia había comenzado de una forma convencional, y procedía de una forma convencional. El Presidente del consejo Sundford dejó el escenario tras la monótona lectura de de un discurso sin emoción, preparado por burócratas. Entonces el consejero Trünicht apareció sobre el escenario. Ante la mera aparición de ese hombre, el aire en el auditorio se volvió cargado y la gente comenzó a aplaudir, mucho más fuerte que el aplauso para el Presidente Sundford.

Trünicht, que no llevaba ningún discurso preparado- llamó la atención de los 60.000 asistentes con una voz rica y sonora.

“Ciudadanos y soldados! ¿Cual es el propósito para el que nos hemos apresurado para reunirnos en este lugar? Para dar paz a ese millon y medio de espiritus heroícos que tan valientemente entregaron sus vidas en la región estelar astarte. Puesto que fue para proteger la libertad y la paz de su país, que ellos entregaron sus valiosas vidas.”

Sólo estaba en este punto del discurso, y Yang ya estaba deseando poder taparse los oídos. Se preguntaba si esta situación, en la que los oyentes se inclinaban ante palabras vacías y floridas, mientras su interlocutor se sentía perfectamente a gusto exhibiéndolas, había sido parte de la herencia de la humanidad desde los días de la antigua Grecia.

"Acabo de decir,'sus preciosas vidas'". Y verdaderamente, la vida es algo que siempre debe ser respetado. Pero, amigos, murieron para mostrar a los que nos quedamos atrás que aún existen cosas más preciosas que la vida de un individuo. ¿Cuales son? Son nuestro país y nuestra libertad! Sus muertes fueron hermosas, precisamente porque se apartaron y dieron su vida por una causa grande y noble. Eran buenos maridos. Eran buenos padres, buenos hijos y buenos novios. Tenían derecho a tener una vida larga y satisfactoria. Sin embargo, dejando de lado ese derecho, partieron al campo de batalla y allí entregaron sus vidas. Ciudadanos, si se me permite el atrevimiento de preguntar... ¿por qué murieron 1.500.000 soldados?"

"Porque el comando operacional de los líderes apestaba", murmuró Yang, siendo en ese momento su voz un poco fuerte para un comentario privado. Expresiones de asombro aparecieron en las caras de algunas de las personas que lo rodeaban, y un joven oficial de pelo negro le echó un vistazo. Los ojos de Yang se encontraron con esa mirada de frente, y su dueño, nervioso, miró rápidamente hacia el podio.

Y desde donde estaba mirando, el discurso del presidente del comité de defensa todavía se alargaba más. La cara de Trünicht estaba enrojecida, había un brillo de autointoxicación en sus ojos.

"Sí, ya he dicho la respuesta. Fue en defensa de la patria y de la libertad que entregaron sus vidas! ¿Hay alguna muerte más digna que esta de la palabra "noble"? ¿Hay algo más que nos hable tan elocuentemente de lo mezquino que es vivir sólo para uno mismo y morir sólo para uno mismo? Todos ustedes deben recordar que el país es lo que hace posible al individuo. Eso es lo que excede incluso a la vida en importancia¡Tengan en cuenta esta verdad! Y lo que quiero decir en voz alta es lo siguiente: ese país y esa libertad merecen ser protegidos, incluso a costa de vidas humanas. ¡Que nuestra batalla es justa! A aquellos de ustedes que se autodenominan pacifistas, exigiendo que hagamos las paces con el imperio... a aquellos de ustedes que se autodenominan idealistas, pensando que es posible coexistir con el absolutismo tiránico, les digo, ¡despierten de sus delirios! Cualquiera que sea su motivación para lo que hace, el resultado es una pérdida de la fuerza de la alianza, y eso beneficia al imperio. En el imperio se suprimen las ideologías antibélicas y pacifistas. Es porque nuestra alianza es una nación libre en la que incluso se permite la oposición a la política nacional. ¡No se aprovechen de eso! No hay nada más fácil que abogar por la paz con palabras".

Hay una cosa, pensó Yang. Esconderse en un lugar seguro y abogar por la guerra. Yang podía sentir la excitación de la multitud que lo rodeaba, aumentando a cada momento como un río que se elevaba. El había tenido suficiente, pero los agitadores, al parecer, nunca querían apoyo, sin importar la época o los tiempos.

"Si puedo ser tan audaz, todos aquellos que se oponen a esta guerra justa para derribar el absolutismo tiránico del Imperio Galáctico están minando al país. Son indignos de su ciudadanía en nuestra orgullosa alianza! Sólo aquellos que luchan sin miedo frente a la muerte para proteger nuestra sociedad libre y nuestra administración que la garantiza, son verdaderos ciudadanos de la alianza. ¡Los cobardes que carecen de esa preparación avergüenzan el espíritu de estos héroes! Esta alianza fue forjada y construida por nuestros antepasados. Conocemos la historia. Sabemos cómo nuestros antepasados pagaron por su libertad con sangre. Nuestra patria, con su gran historia! ¡Nuestra patria libre! ¿No nos levantaremos y lucharemos para defender lo único que vale la pena defender? ¡Luchemos, ahora, por la patria! ¡Salve la alianza! ¡Salve a la República! ¡Abajo el imperio!"

Con cada grito del presidente del comité de defensa, la razón de los oyentess se desvanecía como la paja. Agitadas olas de exuberancia elevaron los cuerpos de sesenta mil personas que se levantaron de sus asientos para unirse a Trünicht en sus vítores, con sus bocas abiertas de tal manera que probablemente pudieran verse hasta sus muelas.
“¡Salve la Alianza!¡Salve a la república! ¡Abajo el imperio!”

Un bosque de de incontables brazos hizo que las boinas danzaran en el aire. Hubo un capricho de aplausos y vítores. En medio del frenesí, Yang permaneció en silencio, decididamente sentado. Sus ojos negros se fijaron fríamente en el guerrero que estaba en el podio. Los dos brazos de Trünicht se elevaron en respuesta a la excitación de todo el auditorio, y luego su mirada se posó en la primera fila de espectadores. Por un instante, el brillo de sus ojos se volvió duro, mostrando asco, y las comisuras de sus labios se apretaron. Había reconocido a ese joven oficial en su campo de visión que aún estaba sentado. Si Yang hubiera estado sentado en la parte de atrás, probablemente no lo habrían notado, pero estaba en la primera fila, un rebelde descarado sentado justo debajo de la nariz del sublime patriotismo encarnado.

Un oficial de mediana edad le gritó a Yang: "Oficial, ¿por qué no estás de pie?" Llevaba la insignia del comodoro, igual que Yang.
Cambiando su mirada, contestó Yang en voz baja.
 "Este es un país libre. Debería ser libre de no levantarme cuando no quiera. Sólo estoy ejerciendo esa libertad".
"Bueno, entonces, ¿por qué no quieres ponerte de pie?"
"Estoy...ejerciendo mi libertad de no responder."

Yang sabía que era una respuesta inteligente, incluso para él. Cazellnu probablemente se habría reído y habría dicho: "Eso fue bastante incómodo, incluso como una muestra de resistencia". Yang, sin embargo, no tenía entusiasmo por comportarse como un adulto aquí. No quería ponerse de pie, no quería aplaudir y tampoco quería gritar "¡Salve a la alianza! Si no conmoverse por el discurso de Trünicht era suficiente para merecer la crítica de su patriotismo, ¿qué otra respuesta podría dar salvo: "lo que tú digas"? Los adultos nunca fueron los que gritaron que el emperador estaba desnudo; siempre fue un niño.

"¿Qué intentas...?"

Justo cuando el comodoro de mediana edad comenzaba a gritarle de nuevo, Trünicht, en el podio, bajó los brazos. Hizo un leve gesto hacia la multitud, ambas manos abiertas, y mientras lo hacía, el nivel de excitación bajó, y una silenciosa quietud empezó a sofocar todo el ruido. La gente bajó la cabeza.

Incluso el comodoro de mediana edad que había estado mirando a Yang tomó asiento, sus gruesas y carnosas mejillas temblando de descontento.

"¿Damas y caballeros?"

El presidente del comité de defensa volvió a abrir la boca en el podio. Entre los gritos y el largo discurso, su boca se había secado, dejando su melodiosa voz, ronca. Después de toser una vez, comenzó a hablar.

"Nuestra arma más poderosa es la voluntad unificada de todo el pueblo. Con nuestro país libre y nuestro sistema de gobierno republicano elegido democráticamente, no podemos imponerles ningún objetivo, por muy noble que sea. Cada uno de ustedes tiene la libertad de oponerse al Estado. Pero esto debería ser obvio para toda la gente consciente: la verdadera libertad significa dejar de lado nuestros egoísmos mezquinos, unirnos y avanzar como uno solo hacia una meta común. Damas y caballeros…"

La razón por la que Trünicht cerró la boca en ese momento no fue por su boca seca. Fue porque había visto a una mujer caminando por el pasillo hacia el podio, sola. Era una mujer joven de pelo castaño claro, y lo suficientemente guapa como para que la mitad de los hombres con los que se cruzaba en la calle giraran la cabeza al verla pasar. A ambos lados del pasillo por el que pasaba, surgió un bajo y sospechoso movimiento de susurros, extendiéndose hacia fuera a través de la multitud como ondulaciones. ¿Quién es esa mujer? ¿Qué está haciendo?

Yang, al igual que los demás oyentes, también miró a la mujer, pensando que cualquier cosa era mejor que mirar la cara de Trünicht, pero cuando la vio no pudo evitar levantar las cejas ligeramente. Era una cara que recordaba muy bien.

"Señor Presidente del Comité de Defensa", dijo, llamando al podio con una voz de mezzosoprano que tenía un timbre agradable y persistente. "Mi nombre es Jessica Edwards. Soy -o fui- la prometida de Jean Robert Lapp, oficial de la Sexta Flota, que murió en la batalla de Astarté".

"Vaya, eso es..." El elocuente "líder de la nueva generación" se encontró sin palabras. "... es una pena terrible, señora, pero..."

El presidente del comité de defensa miró ,confuso a su alrededor en el vasto salón de asambleas, sin que sus palabras llegaran a ninguna parte. La multitud de sesenta mil oyentes respondió con sesenta mil silencios. Todos ellos contenían el aliento mientras miraban a esta joven, desolada por su prometido.

"No necesito su consuelo, Presidente, porque mi prometido murió noblemente defendiendo a su país."

Jessica calmó en silencio la incomodidad del presidente, y una expresión de alivio descuidada apareció en la cara de Trünicht.

"¿Es eso cierto? Bueno, entonces, deberías ser considerada un modelo a seguir para todas las mujeres jóvenes en el frente de la casa. Un espíritu tan loable será recompensado con creces".

En ese momento, Yang quería cerrar los ojos ante ese hombre tan desvergonzado. Todo lo que podía pensar era: "Nada es imposible si no tienes vergüenza".

Jessica, por otro lado, parecía serena.

“Muchas gracias. Vine hoy aqui porque hay una pregunta- y solo una pregunta- que me gustaría que el usted respondiera”

“¿Oh? ¿Qué clase de pregunta sería esa? Espero que sea una que pueda responder...”

“¿Dónde esta usted?”

Trünicht parpadeo. Así tambien lo hicieron muchos de los espectadores, incapaces de discernir la intencion de la pregunta.

“¿Qué dijo?”

“Mi prometido fue al campo de batalla para proteger a su país, y ahora no estó en ningún lugar de este mundo. Consejero Trünicht, ¿dónde esta usted ahora? Usted, con su elogios a la muerte ¿dónde esta?”

“Señorita...” el consejero y presidente del comité de defensa pareció acobardarse ante la vista de todos.

“¿Y su familia?- Continuó la joven, incansable. “He ofrecido a mi prometido como sacrificio. A usted, que predica a la gente la necesidad de sacrificarse le pregunto ¿dónde está su familia? No niego ni una sola de las palabras que ha dicho aqui hoy, ¿pero las está viviendo?”

“¡Seguridad!” Gritó Trünicht, mirando a derecha y despues a izquierda. “Esta señorita esta muy afectada. Escolténla a otra habitación. Mi discurso ha terminado. ¡Himno nacional! Toquen el himno nacional.”

Alguien agarró a Jessica del brazo. Ella iba a tratar de zafarse, pero se rindió al ver la cara del hombre .

“Vamos” le dijo Yang Wen-li en voz baja. “No creo que este sea un lugar en el que debas estar...”

Una música conmovedora, con una gran capacidad de exaltar, comenzaba a llenar el salón de actos. Era "Bandera de la Libertad, Gente de la Libertad", el himno nacional de la Alianza de Planetas Libres.

Amigos míos, algún día, al opresor derrocaremos,
Y en mundos liberados,
Levantaremos la bandera de la libertad.
Ahora, luchamos por un futuro brillante;
Hoy, luchamos por un mañana fructífero.
Amigos, cantemos; el alabanza al alma de la libertad .
Amigos, cantemos; el espectáculo del alma de la libertad.

La multitud comenzó a cantar al ritmo de la musica. A diferencia de los gritos caóticos de hace unos momentos, esta era una melodía rica y unida.

Desde mas allá de la oscuridad de la tiranía
Con nuestras manos , traigamos el amanecer de la libertad.

Las espaldas giraron en el podio, Yang y Jessica caminaron por el pasillo hacia la salida. Los asistentes miraron a los dos mientras pasaban, luego inmediatamente volvieron la mirada hacia el podio y continuaron cantando. Cuando la puerta que se había abierto silenciosamente ante ellos se cerró sobre sus espaldas, escucharon la línea final del himno nacional:
Oh, somos gente de la libertad,
Por la eternidad inconquistable...

II
El ultimo rayo de un sol que estaba poníendose en el horizonte, se desvanecía, y la tierra estaba cubierta con el aire frío de una noche relajada. La luz azul plateada de los magníficos enjambres de estrellas comenzaba a brillar. En esta época del año, una constelación que se decía que se asemejaba a un cinturón de seda en espiral era particularmente vívida.
El puerto espacial de Heinessenpolis estaba lleno de ajetreo.
En su vasto vestíbulo, se apiñaba gente de todo tipo. Los que habían completado su viaje, los que estaban a punto de partir. Los que habían venido a despedir a alguien, los que habían venido a recoger a alguien. Ciudadanos normales con trajes normales, soldados con boinas negras, técnicos con sus trajes combinados. Oficiales de seguridad parados en puntos estratégicos y mirando furiosos a las grandes multitudes, empleados de puertos espaciales sobrecargados caminando rápidamente, niños corriendo como locos de emoción. Los coches robotizados se abrían paso como ratones a través de los huecos en las paredes interpuestas de los seres humanos, transportando equipaje.

“Yang”, dijo Jessica Edwards al hombre joven sentándose a su lado.

“¿Hmm?”

“Debes haber pensado que soy una mujer horrible”

“¿Qué te hace decir eso?”

“La mayoria de esas familias afligidas estaban sentadas allí en silencio, aguantando su pena, pero fui y cause una escena frente a toda esa gente. Es natural que te ofendas al pesarlo”

No hay un solo ejemplo de cosas que mejoren por aguantarlas en silencio, pensó Yang. Alguien necesita criticar a los que ejercen el liderazgo y hacerles responsables. Pero cuando abrió la boca para hablar, todo lo que dijo fue, “No, para nada”

Ambos se habían sentado en uno de los sofas del vestíbulo. Jessica había dicho cuando se encaminaba desde Heinessen al mundo vecino de Terneuzen en un transporte de línea que despegaba en una hora. Allí trabajaba como profesora de musica de una escuela . Si el teniente comandante Jean Robert Lapp hubiera sobrevivido, hubiera planeado dejar ese trabajo tras la inminente boda.

"Has recorrido un largo camino, ¿verdad, Yang? dijo Jessica, mirando como una familia de tres personas que pasaba frente a ella.

Yang no contestó.

"Escuché todo lo que hiciste en Astarte. Y tus logros antes de eso... Jean Robert siempre quedó impresionado. "Eres el orgullo de su promoción, como diría él."

Jean Robert Lapp era un buen hombre. Jessica tomó una sabia decisión al elegirlo, pensó Yang con un toque de tristeza. Jessica Edwards: hija del sobrecargo de la Academia de Oficiales, que asistía a la escuela de música. Ahora era una instructora de música que había perdido a su prometido...

"Aparte de ti, todo el almirantazgo debería estar avergonzado. Debido a su incompetencia, más de un millón de personas han muerto en una sola batalla. Moralmente, también, deberían estar avergonzados."

Eso no es del todo correcto, pensó Yang. Dejando a un lado los actos de barbarie, como la ruptura de la tregua y la matanza de no combatientes, no había un terreno fundamentalmente alto o bajo moralmente entre un gran general y un estúpido. Cuando un general tonto mata a un millón de aliados, un gran general mata a un millón de enemigos. Esa era la única diferencia, y si se veía desde el punto de vista del pacifismo absoluto -el tipo que decía: "No mataré, aunque signifique matarme a mí mismo"-, no había diferencia entre los dos. Ambos eran asesinos en masa.

De lo que un estúpido general tenía que avergonzarse era de su falta de habilidad; la cuestión no tenía nada que ver con el concepto de moralidad. Esto, sin embargo, era algo que Jessica era poco probable que entendiera, incluso si Yang lo explicaba, ni tampoco pensó que era algo para lo que se debía buscar comprensión. Los anuncios de embarque del puerto espacial sacaron a Jessica del sofá. La salida del barco en el que estaba se acercaba.

"Adiós, Yang, y gracias por despedirme."

"Cuídate".

"Avanza todo lo que puedas en el escalafón, ¿de acuerdo? Y tan lejos como Jean Robert pudiera haber llevado”

Yang observó atentamente cómo Jessica desaparecía por la puerta de embarque.

Avanzar en el escalafón ¿eh? Me pregunto si se da cuenta de que es lo mismo que decirme: "Ve a matar a más gente". Probablemente no, definitivamente no. Eso también sería lo mismo que decirme que le hiciera a las mujeres del imperio lo mismo que le hicieron a ella. Y cuando eso suceda, ¿sobre quien recaerá la tristeza y la rabia de las mujeres del imperio….?

“Disculpeme, pero ¿es usted el comodoro Yang Wen-li?” Dijo una voz. Yang se giró lentamente, para encontrar a una señora de aspecto refinado aunque entrada en años, que llevaba de la mano a un chico de cinco o seis años

“Eso es correcto, er….”

“Ah si, lo que pensé. Aqui, Will, este hombre es el héroe de Astarté. Dile hola”

Timidamente, el chico se escondio tras la anciana.

“Soy la señora Mayer. Mi marido y mi hijo (el padre de este niño) fueron soldados y murieron honorablemente en batalla con el imperio. Me emocioné mucho escuchar de sus logros en las noticias, y ser capaz de conocerle en un lugar asi es mas de lo que podría hacer esperado”

Yang no sabía que decir.

Me pregunto que clase de aspecto tiene mi cara ahora mismo, pensó.

“Este niño dice que tambien quiere ser un soldado. Que va a derrotar al imperio y vengar a su papá...Comodoro Yang, sé que es una insolencia pedírselo, pero me pregunto si le dejaría estrecharle la mano a un héroe. Creo que sería una forma de darle ánimos para el futuro.”

Yang no podía mirar a la anciana directamente. Quizás tomando su falta de respuesta como un asentimiento, la anciana trató hacer que su nieto estuviera frente al joven almirante. El niño, sin embargo se aferró al vestido de su abuela y no quería apartarse, aunque miraba a Yang a la cara.

“¿Qué pasa, Will? ¿Piensas que puedes convertirte en un valiente soldado actuando así?”

“Señora Mayer” dijo Yang, quitandose mentalmente el sudor de la frente “ Cuando Will crezca y se convierta en adulto, habrá paz. No habrá ninguna necesidad de hacer que se convierta en soldado… Cuidate, chico.”

Con una leve inclinación, Yang se giró sobre su talón y salió de ese lugar caminando con rapidez. Huyó, para ser mas precisos. Pero esta era una retirada en la que no veía deshonor.

III
Cuando Yang regresó a su alojamiento de oficial en el bloque 24 de la calle puente de plata, su reloj mostraba las 20:00 hora estandar de Heinessen. El area al completo era un distrito residencial para oficiales de alto rango solteros o que tenian familias pequeñas, y el refrescante aroma de la clorofila natural flotaba con la brisa.

Aún así, los edificios e instalaciones no necesariamente podían ser llamados nuevos o lujosos. Había mucho terreno y abundancia de plantas verdes, pero eso se debía a una falta crónica de fondos necesarios para nuevas construcciones, reformas y renovaciones. Después de bajarse de la acera-lateral de baja velocidad, Yang cruzó un césped común pobremente cuidado. Con un crujido, como si se estuviera quejando por el por exceso de trabajo, la puerta principal, equipada con escáneres de identificación, dio la bienvenida al maestro de la Residencia de Oficiales B-6.
Ya es hora de que se reemplace esta cosa, aunque tenga que pagarla de mi propio bolsillo, pensó Yang. Incluso si negociara con Contabilidad, no me llevaría a ninguna parte.
"Bienvenido de nuevo, Comodoro." El joven Julian Mintz salió al porche a recibirlo. "Me preguntaba si no volvería. Menos mal que lo hizo. He hecho el estofado irlandés que te gusta".
“Y eso hace que merezca la pena volver a casa con el estómago vacío. ¿Pero por qué pensabas que no volvería?”
“El contraalmirante Cazellnu me llamó” contesto el muchacho, tomando la boina del uniforme de Yang. “Dijo:Ese pillo se escabulló en mitad de la ceremonia de la manita con una mujer hermosa”
Yang esbozó una mueca mientras ponía el pie en el recibidor “Pero, sera hijo de...”

Julian Mintz tenia 14 años y era el protegido de Yang. Su altura era muy normal para su edad, con cabello rubio, ojos castaño oscuro y facciones delicadas. Cazellnu y los otros a veces se referían a él como “el paje de Yang”.

Dos años antes, Julian había pasado a vivir bajo la proteccion de Yang, de acuerdo con la Ley regulatoria especial referente a los hijos de soldados, comonmente conocida como ley travers por el político que la había propuesto.

La Alianza de planetas libres había estado sumida en un estado de guerra con el imperio galáctico por un siglo y medio. Eso significaba una generación crónica de muertos en batalla y otras victimas de guerra. La ley travers había sido concebida como una herramienta que pretendía matar dos pajaros de un tiro: asistir a huérfanos de guerra sin parientes cercanos y asegurar recursos humanos para la contienda.

Los huerfanos eran criados en los hogares de los soldados, los guardianes recibían en préstamo una suma de dinero para cubrir los gastos de la crianza y los huerfanos iban al colegio hasta los quince años de edad. Ese era el momento para ellos de decidir su rumbo futuro; sin embargo si se presentaban como voluntarios para los militares y se convertían en soldados o se enrolaban en la academia de oficiales, o alguna escuela técnica (o de otra índole) adscrita al ejército, la devolución de las cuotas del soporte infantil no serían exigidas.

Para los militares, incluso las mujeres eran un recurso humano indispensable en el servicio de retarguardia, vitales para las operaciones de reaprovisionamiento, contabilidad, transporte, comunicaciones, control de tráfico espacial, inteligencia y gestión de instalaciones.

“En resumen, puedes pensar en ello como en el sistema de aprendices que apareció en la edad media. Algo más vicioso, quizás, ya que usa dinero para tratar de restrictir el futuro de las gentes”

Cazellnu, quien en ese tiempo estaba asignado en los cuarteles generales de retarguardia, se lo había explicado a Yang tal cual, con una sana dosis de sarcasmo.

“En cualquier caso, la gente no puede vivir sin comer. Eso es un hecho, ¿no? Lo que significa que necesitamos a un procurador de alimentos. Así que venga….puedes acoger a uno, al menos”

“Ni siquiera tengo familia propia”

“Exacto, lo que significa que no estas llevando a cabo tu obligacion social de apoyar a una esposa y a un hijo. Mira, el gobierno incluso corre con los gastos- Sería una vergüenza que no pudieramos hacerte tomar una responsabilidad así ¿cierto, soltero alegre?”

“Entendido...pero solo uno”

“Si quieres, puedes tener dos”

“Uno es suficiente”

“¿De verdad? Bueno, entonces tendré que encontrarte a uno que coma por dos”

Cuatro dias después de que tuviera lugar esa discusión entre ellos, el muchacho llamado Julian había aparecido en el recibidor de la casa de Yang.

Ese mismo día, Julian había asegurado para sí mismo su lugar en la casa de Yang. Dado que el miembro más antiguo (y único) de esa casa apenas era lo que podría llamarse un gerente hábil e industrioso en los asuntos domésticos, las cosas estaban en un estado ciertamente terrible. Pese a que Yang poseía un domcom portátil (nota: abreviatura de domestic comunicator), el nunca introducía los datos necesarios para controlar sus diversos aparatos domésticos, así que no solo había terminado conviertiendose en un trasto inútil, sino que todos los eléctrodomesticos habían adquirido una capa de polvo.

Al parecer, también por su propio bien, Julián tomó la decisión de poner en forma el entorno de la casa. Dos días después de convertirse en residente de la casa de Yang, su joven maestro se había marchado en un corto viaje de negocios. Cuando regresó una semana después, encontró su casa bajo la ocupación de una fuerza federada de limpieza y eficiencia.

“He configurado los datos en el domcom en seis categorías”El comandante de esta fuerza de ocupación, de doce años de edad, se había presentado ante el jefe de la casa, quien se había quedado allí parado, congelado y con la mirada aturdida.

"Veamos, 1 es la gestión del hogar, 2 es el control de electrodomésticos, 3 es la seguridad, 4 es la recopilación de datos, 5 es el estudio del hogar y 6 es el entretenimiento. La contabilidad de la casa y la selección del menú diario en el 1; el aire acondicionado, los dispositivos de limpieza y la lavadora en el 2; la alarma antirrobo y el extintor en el 3; y las noticias, el tiempo y la información de compras en el 4.... Por favor, recuérdelo, Capitán".

Yang, que era capitán en ese momento. Sin decir palabra, se había sentado en el sofá de lo que también era su sala de estar y comedor, preguntándose qué le iba a decir a este pequeño invasor que sonreía inocentemente.
"Me adelanté y limpié eso también. Y también he lavado las sábanas. Yo, ah, creo que me las he arreglado para poner las cosas en orden en el interior, pero si hay algo con lo que no esté contento, por favor dígamelo. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?"
"¿Puedes traerme una taza de té?"

Yang se había remojado la garganta porque estaba pensando me remojare la garganta con mi té favorito, y entonces empezaré a quejarme, pero el muchacho se había apresurado a ir a la cocina y había vuelto con un set de te que estaba tan limpio que parecía completamente nuevo. Entonces, ante sus propios ojos, Julian había preparado un te Shillong con una destreza sorprendente.

Yang había tomado un sorbo del té que tenia ante él, y optó por rendirse al joven. Así de buenos eran su aroma y sabor. Julian le había dicho que su difunto padre había sido un teniente en la armada especial. Siendo incluso aun más aficionado que Yang al té, había enseñado a su hijo todo acerca de variedades de té y su preparación.

Seis meses despues de que Yang hubiera aceptado las labores domesticas de Julian, Cazellnu, quien había venido para jugar una partida de ajedrez 3d, miró por la habitación y opinó así :” esta es la primera vez en tiempos de la historia escrita, que tu casa está así de limpia ¿no? Creo que es cierto lo que dicen, que un niño es tan maduro como sus padres incompetentos.”
Yang no pudo responder de ninguna manera a eso.

Otros dos años habían pasado. Julian había crecido mas de diez centímetros desde entonces y empezaba a paracer un poco más mayor. Aparentemente sus notas estaban bien. Aparentemente, porque su guardian siempre le había dicho que mientras que no suspendiera, él no necesitaba reportarle cada detalle. Y tambien porque el protegido apareceria cada cierto tiempo con premios, medallas y cosas similares. En palabras de Cazellnu, “era un estudiante que había sobrepasado a su maestro.”

“Hoy en la escuela me preguntaron que estaria haciendo en un año”

Era inusual que Julian dijera algo como eso mientras Yang estaba comiendo.

La cuchara de Yang dejó de moverse en para recoger cucharadas de estofado, y miró al chico. "La graduación es en junio del año que viene, ¿no?"

"Hay un sistema en el que puedes obtener créditos y graduarte seis meses antes."

"¿Lo hay?", dijo su irresponsable guardián, impresionado. "¿Así que planeas convertirte en soldado?"

"Sí, soy hijo de un soldado, después de todo."

“Ninguna ley dice que un hijo tenga que continuar con la carrera de su padre. De hecho, mi padre era comerciante”

“Si hay alguna clase de trabajo que quieras hacer, deberías hacerlo,” le había dicho Yang. Yang había recordado la ingenua cara de Will, el chico con el que se había encontrado en el puerto espacial.

“Pero si no entro en los militares, tendras que devolver todo el dinero de ...”

“lo devolveré”

“¿Que harás qué?”

“No menosprecies a tu guardian en ese sentido. Tengo suficiente ahorrado para cubrirlo. Ahora lo primero de todo, no tienes ninguna necesidad de graduarte antes de tiempo. ¿Por que no te diviertes un poco en lugar de eso?”

Las suaves mejillas del joven enrojecieron de vergüenza. “No podría dejarte semejante carga”

“No me respondas así, chico. La cosa sobre los niños es,: Aprovecharse de los adultos, asi es como crecen”

“Muchísimas gracias, pero aun asi...”
“¿Pero , que? ¿Tantas ganas tienes de ser un soldado?”
Julian miró a la cara de Yang, sospechosamente. “De alguna manera suenas como si no le gustaran los soldados”
“No me gustan”
La respuesta clara y concisa de Yang, sorprendió al joven. “Pero si eso es cierto ¿por qué se convirtió en uno?”

“Muy sencillo. No tenía talento para hacer otra cosa”

Yang acabó de comer el estofado y limpio su boca con su servilleta. Julian limpio la mesa y uso la domcom para encender el lavavajillas de la cocina. Entonces trajo el juego de te y comenzo a preparar un te rojo con hojas de Shillong.

“De todas formas, piensalo un poco antes de decidirte. No hay nada por lo que apresurarse”

“Si, señor. Eso hare. Pero comodoro, decían en las noticias que el conde von Lohengramm se unió a los militares a los quince años de edad.”

“Aparentemente es cierto”

“Enseñaron su cara y era increiblemente atractivo. ¿Sabías eso?”

Yang había visto la cara del conde Reinhard von Lohengramm cierto numero de veces, no directamente, pero el hologramas y similares.El incluso había oído rumores de que el hombre era mas popular que cualquier oficial de la alianza entre las oficiales femeninas del servicio de retarguardia. Y parecía bastante probable. Yang tampoco había visto antes a un joven tan atractivo tampoco.

"Pero ni siquiera yo puedo ser tan feo. ¿No es cierto, Julian?"
"¿Quiere leche con el té o prefiere brandy?"
"Brandy".
Fue entonces cuando la lámpara del sistema de seguridad comenzó a parpadear y a hacer un sonido nervioso. Julian se dio la vuelta en el monitor. Muchas formas humanas se mostraban en su pantalla infrarroja. Todos ellos llevaban capuchas blancas sobre sus cabezas, con sólo sus ojos expuestos.
"Julian".
"¿Sí, señor?"
"¿Hay algún tipo de moda en estos días donde payasos como esos hacen visitas de bienestar en masa?"
"Son el Cuerpo de Caballeros Patrióticos."
"No conozco ningún circo con ese nombre".
"Es un grupo extremista de nacionalistas. Hacen todo tipo de cosas para acosar a la gente que dice o hace cosas contra el país o la guerra. Se han vuelto muy conocidos últimamente.... Pero esto no tiene sentido, ¿por qué vendrían a irrumpir aquí? Incluso usted ha sido elogiado por ellos. No hay razón para que le critiquen, ¿verdad?"
"¿Cuántos hay?", preguntó Yang con indiferencia.
Julian leyó un número en la esquina de la pantalla.

"Cuarenta y dos han entrado en las instalaciones. Ah, cuarenta y tres.... y ahora cuarenta y cuatro."
"¡Comodoro Yang!" Una voz fuerte que resonaba por medio de un megáfono hizo que una pared de vidrio reforzado vibrara ligeramente.
"Sí, sí, ya te oí...", murmuró Yang, aunque no había forma de que lo escucharan fuera.

“Somos el cuerpo de caballeros patrioticos-un grupo de gente que verdaderamente aman a su pais- ¡Nosotros le condenamos! Ha hecho gala de acciones disruptivas y dañinas no solo hacia la unidad de los objetivos militares y dañino con su espíritu de lucha. Quizas sus logros militares le han hecho arrogante. Estoy seguro de que sabe de que estamos hablando.”

Yang casi podía sentir la mirada de un sorprendido Julián aterrizando en su mejilla.

"Comodoro Yang, ha mostrado desprecio por un servicio conmemorativo sagrado. Cuando todos los presentes respondieron al apasionado discurso del presidente del comité de defensa jurando derribar el imperio, ¿no asumió usted, y sólo usted, al permanecer sentado, una actitud de ridículo hacia la determinación de toda la nación? ¡Condenamos su arrogancia! Si tiene algo que decir en su defensa, venga aquí y digalo delante de nosotros. Debo mencionar que llamar a seguridad es inútil. Tenemos una forma de desactivar su sistema de comunicación".

Ya veo, reconoció Yang. Parece que esa encantadora tentadora del patriotismo, Su Excelencia Trünicht, está al acecho detrás de estos Caballeros Patrióticos o como quiera que se llamen. Ambos discursos son más delgados que un consomé barato, y notablemente similares sólo en sus exageraciones.

“¿De verdad hizo eso, Comodoro?” Pregunto Julian.

“Emmm, si. Mas o menos”

“¡Otra vez no! ¿Por qué…? ¡Incluso si estas en contra, cosas como esas no pasarían si unicamente les dejara ver como se levanta y aplaude con el resto! Los elementos ajenos solo pueden ver la superficie, lo sabe.”
“Suenas como Cazellnu, chico”
“No necesita meter al almirante Cazellnu en esto- hasta un niño tiene ese sentido común.”
“¿Que pasa?” Dijo la voz del exterior. “¿No sale al exterior? ¿Queda un poco de vergüenza en su corazón? Pero incluso si se arrepiente, no podemos reconocer su sinceridad a menos que nos lo diga frente a nosotros”

Yang chasqueó la lengua , y estaba a punto de ponerse en pie cuando Julian le tiró de la manga.
“Comodoro, no importa lo enfadado que este, no debe usar armas”
“Deja de sacar conclusiones así, chico. Antes de todo, ¿que te hace pensar que no intento tener una charla con ellos?”
“Pero...no lo pretende”.
Yang no tenía respuesta para eso.

En ese momento, la ventana de cristal reforzado comenzó a resquebrajarse con un sonido agudo. Ese no era la clase de cristal que pudiera romperse tirandole piedras. Un momento despues, una bola de metal del tamaño de una cabeza humana atravesó la habitación para estamparse en una estanteria del muro opuesto, destrozando algunos recipientes de cerámica alineados alli. La bola rodó y cayó al suelo

con un pesado estruendo.
“¡Cúbrete, es peligroso!”

Mientras Yang gritaba esas palabras y Julian brincaba tras el sofa con el domcom en la mano, la esfera de metal explotó convirtiendose en miles de fragmentos de metralla. Muchos sonidos disconrdantes sonaban a la vez desde cada esquina de la habitacion mientras las luces, los platos y las sillas eran destrozadas.
Yang se había quedado sin palabras. Los caballeros patriotas habían usado un lanzagranadas para disparar una clase de bomba sin explosivo que los ingenieros militares usaban para arrasar pequeños edificios cuando habia riesgo de incendio.

Que los daños hubieran sido tan limitados como habían sido queria decir que la bomba había sido configurada en su nivel mas débil de poder destructuvo. De otro modo, todo en la estancia habría quedado reducido a pilas de escombro. Aun ignorando todo eso ¿que hacia un grupo de civiles con equipamiento militar de ese tipo?

Yang tuvo una idea, y chasqueó los dedos pese a que no hizo un buen sonido.

“Julian , ¿cual era el interruptor para el sistema de aspersores?”
“Es 2-A-4. ¿Estamos contraatacando?”
“Necesito enseñarles una cosa o dos sobre modales”
“¡Agarralo!”
“¿Y bien?¿Listo para hablar con nosotros ahora? Si no responde, le mandaremos otro—“

Esa voz del exterior , cada vez más energica se tornó en un chillido. Los aspersores, con la presión del agua configurada al máximo , golpearon a los hombres del exterior ataviados con mascaras blancas, con gruesos látigos de agua. Empapados, como si estuvieran atrapados en un inesperado aguacero, corrían de un lado a otro a través de las cortinas de agua, en todas direcciones.

"¿Empezais a ver por qué da miedo que un caballero se enfade contigo? ¡Estáis confiando únicamente en los números, matones!"

Mientras Yang se quejaba, la sirena distintiva de la policía de seguridad se hizo audible a lo lejos. Lo más probable es que los residentes de las casas de los otros oficiales hubieran llamado.

Aún así, el hecho de que las autoridades no se hubieran movilizado hasta ahora podría significar que esos autodenominados y arrogantes Caballeros Patrióticos eran un grupo inesperadamente poderoso. Si Trünicht estuviera realmente detrás de ellos, no sería difícil imaginar por qué.

Los Caballeros Patrióticos se dispersaron apresuradamente. Probablemente no estarían de humor para cantar canciones de victoria esa noche. Los oficiales de policía, que finalmente llegaron con sus uniformes azules combinados, posteriormente describieron a los Caballeros Patrióticos como un grupo de personas con un ardiente amor por su país, algo por lo que Yang se ofendió.

“Si de verdad son lo que dicen que son, ¿por que no se presentan voluntarios para el servicio militar? ¿Rodear una casa con un menor, de noche y causando un gran escandalo es algo que hacen los patriotas? Y aparte de todo eso, si lo que estan haciendo es justo ¿ocultar sus caras no es en si mismo una afrenta contra el sentido común?”

Mientras Yang refutaba a los oficiales de policia, Julian apagó los aspersores y empezó a limpiar el desastre.

“Te ayudaré”le dijo Yang tras despachar a los inutiles oficiales de policia.
Julian le ahuyentó con la mano “No, solo se pondrá en medio. Lo sé. Sientese en esa mesa, por favor”
“¿En la mesa?”
“Acabaré en un momento”
“¿Qué voy a hacer en la mesa?”
“Bueno, hoy a hacerle algo de té. Así que por favor, bebáselo”

Yang, gruñendose a si mismo, se subió a la mesa, y se sentó con las piernas cruzadas, pero pronto se indigno cuando vio a Julian recoger un fragmento de cerámica.
“Eso era Porcelana Wanli roja. La unica pieza real de entre todas las cosas de mi padre”

Cuando Cazellnu llamó en el Visiofono a las 22:00, Julian había terminado de limpiar la habitación.

“Hola, chico. ¿Puedes pasarme a ese guardián tuyo?”

“Esta aquí”

Julian apunto a la mesa, donde el cabeza de familia estaba sentado con las piernas cruzadas, saboreando su té. Cazellnu se quedó mirando la escena por cinco segundos y entonces, lentamente preguntó.

“Sentarse encima de una mesa era una costumbre en tu casa, ¿no?”

“Solo algunos dias de la semana”, le respondió Yang desde lo alto de la mesa, provocando una mueca en su interlocutor.

“Bien, lo que sea. Hay un asunto urgente sobre la mesa. Me gustaría que vinieras al cuartel general de operaciones ahora mismo. Se ha mandado un coche a por tí, y debería estar por allí en cualquier momento”

“¿Ahora?”

“La orden viene directamente del director Stolet”

Cuando Yang devolvió la taza al plato, el clink era ligeramente mas alto de lo normal. Julian se quedó congelado en su sitio durante un segundo, pero volvió en si mismo y se apresuró a buscar el uniforme de Yang.

“¿Que necesita el director de mi?”

“Todo lo que sé es que es urgente. Te veré pronto en el cuartel general”

Cazellnu terminó la llamada. Yang se cruzó de brazos y se perdió en sus pensamientos durante un momento. Cuando se dió la vuelta vio a Julian con el uniforme en ambas manos. Mientras se cambiaba llegó el coche oficial desde el cuartel general . Yang no podría evitar pensar que esa iba a ser una noche ocupada en varios aspectos.

Cuando se disponia a dejar el vestíbulo, Yang le echó una mitada a Julian. “Probablemente regresaré tarde, no me esperes despierto”

“Si, Comodoro” respondio julian, aunque de alguna forma Yang sintió que el chico no iba a hacer lo que le habían dicho.

“Julian, lo que ha pasado esta noche probablemente sera algo de los que nos reiremos eventualmente. Pero a corto plazo, quizás no. Poco a poco, parece que nos acercamos a tiempos muy malos”

Yang mismo no entendia conscientemente porqué había dicho tal cosa, tan de pronto. Julian miro directamente al joven almirante.

“Comodoro, yo… yo digo muchas cosas impertinentes, pero por favor no se preocupe por cosas como esas. Quiero que haga lo que usted crea correcto. Creo, mas que nadie más, que usted tiene razón.”

Yang se quedó mirando al joven y aunque quería decir algo, el final solo alborotó el pelo rubio del muchacho. Se dió la vuelta y comenzó a caminar hacia el coche. Julian no se movió del porche hasta que las luces traseras del vehiculo se fundieron con la negrura de la noche.
IV

El mariscal Sidney Stoled, director de los cuarteles generales conjuntos del cuerpo militar de la Alianza de planetas libres, era un hombre negro de mediana edad, que casi llegaba a los dos metros de altura. Pese a que no era la clase de hombre cuyos talentos fueran inmediatamente evidentes, era capaz, tanto como gestor de una organizacón militar como estratega, y la gente confiaba en su plano, pero digno caracter. Aunque no era inmensamente popular, si era muy apoyado.

Director de los cuarteles generales conjuntos era el punto mas alto al que hombres y mujeres de uniforme podría aspirar, y en tiempos de guerra, el individuo con dicha posicion tambien recibia el titulo de comandante en jefe sustituto de las fuerzas militares de la alianza. El comandante en jefe era el jefe del alto consejo, que ostentaba la jefatura del estado. Bajo el, el consejero del comité de dedensa estaba a cargo de la administración militar y el director de los cuarteles generales conjuntos supervisaba el mando militar.

Desafortunadamente en la alianza, estas dos figuras no estaban necesariamente en buenos terminos. El lider de la administración militar y el lider del mando militar tenían que cooperar con el otro. A menos que lo hicieran seria imposible hacer que los engranajes de la maquinaria militar de la alianza funcionaran suavemente y con eficacia. Incluso asi, sus personalidades chocaban, y no se podía hacer nada acerca de que no se gustaran. La relacion entre Trünicht y Stolet a menudo se describida como una neutralidad armada.

Cuando Yang puso el pie en su oficina, el mariscal Stolet le saludó con una sonrisa nostálgica. Tiempo atrás, cuando Yang era estudiante de la academia de oficiales, el mariscal había sido el director de dicha institución.

“Sientese, contraalmirante Yang”

Yang hizo lo que Stolet le decía sin reservas. El mariscal profundizó directamente en el asunto en cuestión.

“Te he hecho venir porque hay algo de lo que necesito informarte. Tu carta de nombramiento sera formalmente redactada mañana, pero vas a ser ascendido a contraalmirante. No es una oferta no oficial...ya esta decidido. Imagino que conoces la razón de ese ascenso ¿no?

“¿Por qué perdí?”

La respuesta de Yang hizo que el mariscal de mediana edad esbozara una sonrisa dolorida.

“Bueno, no has cambiado un apice desde los viejos tiempos. Una expresion suave y una lengua afilada. Tambien eras asi en la academia de oficiales.”

“Pero eso es un hecho¿no es así, profe—, quiero decir, Director?

“Me pregunto ¿por qué piensas así?”

“Hay un antiguo ensayo militar que dice que anegar a alguien a base de recompensas es prueba de que hay problemas. Aparentemente porque hay una necesidad de desviar los ojos de la gente de la gente.”

Yang habló sin una pizca de disculpa, haciendo que el mariscal volviera a esbozar el mismo gesto. Este cruzó los brazos y miró atentamente a su antiguo alumno.

“En cierto sentido, tienes razón. Hemos sufrido una derrota enorme, una que no tiene precedentes en tiempos recientes y tanto militares coo civiles estan disgustados. Y para suavizar los animos, hace falta un héroe. En otras palabras….usted, contraalmirante Yang.”

Yang sonrió un poco, pero no parecía para nada complacido.

“Probablemente no te guste, convertirte en un héroe artificial. Pero para un soldado, es tambien una clase de misión. Aparte de eso, tus logros realmente te hacen apropiado para un ascenso. Y si pese a eso no te promovieramos, se cuestionaria si el cuartel general y el comité de defensa realmente pretenden recompensar los éxitos y castigar los errores”

“Sobre el comité de defensa...¿cuales son los deseos del consejero Trünicht?”

“En este caso, sus deseos como individuo no presentan un problema. Incluso si es el presidente del comité, debe pensar en su posición como figura pública”

Eso era probablemente cierto, en lo concerniente a su imagen pública. Pero a Yang le parecía que el lado “personal” de Trünicht había envalentonado a los caballeros patriotas a movilizarse contra él.

“Por cierto, hablando de otro asunto. Ese plan de operaciones que enviaste al vicealmirante Paetta antes del combate… me pregunto, ¿piensas que nuestras fuerzas hubieran ganado en caso de llevarlo a cabo?”

“Si, probablemente” Respondió Yang con tanta modestia como pudo.

El mariscal Stolet se acarició el menton, sumido en sus pensamientos.

“Pero es posible que podamos usar ese plan en otra ocasión, ¿no? Y cuando esa ocasión se presente...devolversela al Conde von Lohengramm.”

“Dependería del conde von Lohemgramm. Si sus éxitos le han hecho arrogante, puede ser que no resista la tentación de intentar derrotar otra vez una fuerza grande con una pequeña. Entonces, quizás podríamos reaprovechar el plan. Sin embargo...”

“¿Sin embargo?”

“Sin embargo, no creo que eso vaya a pasar. Derrotar una gran fuerza con una pequeña, a primera vista parece espectácular, pero está fuera de toda sintonía con la táctica ortodoxa, y tiene más en comun con los trucos de magia que con la estrategia militar. Encuentro dificil de creer que el Conde Reinhard von Lohengramm no sea consciente de eso. La próxima vez que venga al ataque, probablemente sea liderando una fuerza mucho mayor”

“Eso es cierto- conseguir una fuerza mayor que la de tu enemigo es la base de la tactica militar. Un aficionado, sin embargo sería más receptivo a lo que tú llamas trucos de magia. Pensará que eres incompetente si no puedes destruir una fuerza grande con una pequeña. Asi que al padecer una derrota tan grande con un enemigo que tenía la mitad de su tamaño...”

Yang podía percibir angustia en las facciones oscuras del mariscal. Sin importar como Yang era percibido, era natural que el gobierno y la ciudadanía vieran a la totalidad de los militares de forma negativa.

“Contraalmirante Yang, si piensa detenidamente sobre ello, nuestras fuerzas no cometieron ningun error en términos de táctica básica. Enviamos al doble de la fuerza enemiga al campo de batalla. Pese a eso ¿Por qué perdimos tan desastrosamente, como hemos perdido?”

“Porque arruinamos la aplicacion de esa fuerza.” La respuesta de Yang era simple y directa.

“Pese a preparar numeros superiores, no aprovechamos al máximo esa ventaja. Nos sentimos seguros en el tamaño de esa fuerza que enviamos al campo de batalla”

“¿Y?”

“Con la excepción de la era de...la llamada guerra del pulsador, y ese periodo de monstruoso desarrollo en la electrónica del radar, siempre han habido dos principios fijos para el uso de tropas en el campo de batalla: Concentrar tu fuerza y moverla rápido. Y podemo añadir una tercera, Nunca crees una fuerza innecesaria. El conde von Lohengramm lo ha practicado a la perfección”

“Hmmm”

“Por otro lado, mira a nuestras fuerzas” continuó Yang “Mientras la cuarta flota estaba siendo aplastada por el enemigo, los otros dos perdieron el tiempo siguiendo el plan inicial. El reconocimiento de los movimientos del enemigo y el analisis de esa información fue insuficiente. Las tres flotas tenían que luchar solas y sin refuerzos. Es lo que pasa cuando olvidas los principios de la concentración de fuerzas y el movimiento rápido.”

Yang paro de hablar. Para él, hablar tanto era , ultimamente, una rareza. ¿Era porque se sentía nervioso?”

“Ya veo. Y veo tu capacidad de discernimiento. “ Asintió repetidamente el mariscal “Sin embargo hay otra cosa, que no ha sido decidida. Es una oferta. Algunos cambios organizacionales van a ser hechos en ciertas partes de los militares. Se añadirán nuevas fuerzas a los remanentes de la cuarta y la sexta flota para crear la Decimotercera Flota. Y tú serías nombrado primer comandante de dicha flota”

Yang ladeó su cabeza a un lado. “¿Los nombramientos como comandante de flota no eran para los vicealmirantes?”

“La nueva flota es aproximadamente la mitad del tamaño de una normal. Sobre las 6400 naves y 740.000 de personal. Y la primera misión de esa nueva flota es la captura de la fortaleza Iserlohn.”

Dijo el director Stolet con un tono de voz terriblemente distraído.

Tras un momento, Yang lentamente abrió su boca para confirmar lo que acababa de escuchar.

“Con media flota….¿me está diciendo que vaya a tomar Iserlohn?”

“Es cierto”

“¿Usted cree que eso es posible?

“Creo que si tú no puedes hacerlo, es imposible para cualquier otro”

“Creo en ti. Puedes hacerlo. Los viejos cliches tradicionales. Penso Yang. Era imposible decir a cuanta gente se le había estimulado el ego de esa manera por esos susurros dulces para terminar arruinando sus vidas mientras trataban de lograrlo imposible. Y a los que se encargaban de susurrar tampoco les achacaban ninguna responsabilidad, tampoco.

Yang permaneció en silencio.

“Imagino que no te sientes confiado ¿No?”

Cuando el director dijo eso, Yang fue todavía menos capaz de responder. Si carecia de de confianza, habría dicho eso directamente. Pero Yang tenía confianza y esperanza de tener éxito. Si él hubiera estado al mando de los asaltantes de Iserlohn, las fuerzas de la Alianza probablemente no habrían tenido que recibir el deshonor de recibir seis derrotas y perder a tantos hombres. La razon por la que no podía responder pese a eso era que no le gustaba que el mariscal Stolet jugara con él.

“Si consiguieras lograr tan destacable logro, de liderar la nueva flota y capturar la flota iserlohn” dijo el director Stolet, mirando intencionadamente, casi sugestivamente a la cara de Yang “ No importaria lo que piensen de tí personalmente, hasta el Presidente del comité de defensa no tendrá más remedio que reconocer tu habilidad para lograr resultados.”

Lo que quería decir que la posición de Stolet se reforzaría con respecto a la de Trünicht. Lo que pasaba tenía más que ver con el reino de la política que con la estrategia militar. ¡Menudo zorro taimado, el director!

“Haré lo poco que pueda” respondió Yang tras un largo silencio.

“¿De verdad?¿Lo harás?” El director Stolet asintió, aparentemente satisfecho. “Bien, entonces. Dale la orden a Cazellnu de que se de prisa y tenga la nueva flota organizada y equipada. Si hay algun suministro que necesites, pideselo, sea lo que sea. Te ayudaré tanto como pueda.”

Me pregunto cuando iremos al campo de batalla-penso Yang. El director debe tener otros 70 dias o asi, de mandato. Y si quiere optar a un nuevo nombramiento, significa que la operacion debe llevarse a cabo antes de eso. Si asumimos que treinta dias son necesarios para la operación misma, entonces nos iremos en unos 40 días, como máximo”

Trünicht no se opondria a esa clase de decisiones personales en la operacion. Esto era porque probablemente no había forma de tomar Iserlohn con solo media flota, y cuando la mision acabara en fracaso , podría encargarse publicamente de Yang y Stolet. Hasta podría pedir un brindis, diciendo que Yang y los otros habían cavado sus propias tumbas.
Una vez mas, Yang no sería capaz de beber el té de Julian por un tiempo. Para él, era una pena.

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